Oh traición, noble y leal compañera,
Eres la llave que abre mis heridas,
La sombra que oscurece mi primavera,
Y la daga que hiere mis heridas.
¡Cuán dulce es tu presencia en mi vida,
Constante y fiel en cada ocasión!
Tu perfidia es una melodía,
Que resuena en mi alma sin compasión.
Indiferencia, cruel y despiadada,
Eres la némesis de mi existencia,
Tu silencio es una espina clavada,
Que envenena mi alma con tu ausencia.
Cómo gozo con tu fría mirada,
Que desprecia mis sentimientos sinceros,
Tu falta de interés es tan acertada,
Un desprecio que me hiere a lo más hondo.
Traición e indiferencia, un pacto infernal,
Que juntos conspiran en mi contra,
Mientras el corazón sufre un mal,
El alma se sumerge en profunda sombra.
Pero, ¡ay! ¡Cuán irónico es mi reclamo!,
Pues en el fondo, soy yo quien se traiciona,
Al permitir que la indiferencia y el engaño,
Tengan poder sobre mi frágil corazón.
Así que, oh traición y oh indiferencia,
Acepto vuestra presencia en mi sendero,
Pero no olviden que mi paciencia,
Tiene un límite, y ese límite es certero.
Cuando el día llegue y yo me levante,
Con fuerza y resiliencia renacida,
Seré yo quien rompa su infausto pacto,
Y a vosotros, traición e indiferencia, les daré la despedida.
Autor: Patricio Neira