Nuestra era se ha caracterizado por una serie de transformaciones que han dejado una profunda huella en nuestro planeta.
El cambio climático y la pérdida acelerada de biodiversidad son dos de los desafíos más importantes que enfrentamos como sociedad. En este contexto, es necesario reflexionar sobre la resiliencia climática y el impacto del modelo neoliberal extractivista y ecocida en nuestra capacidad de adaptación ante estos cambios.
El término «resiliencia climática» se refiere a la capacidad de los sistemas naturales y humanos para resistir, asimilar y recuperarse de los efectos del cambio climático. En este sentido, es fundamental reconocer que la resiliencia no puede separarse de los procesos sociales y económicos que han influido en la forma en que nos relacionamos con nuestro entorno.
El antropoceno, término que describe una nueva era geológica dominada por la influencia humana, nos muestra cómo nuestra huella en el planeta ha sido devastadora.
El modelo económico neoliberal, basado en la maximización del beneficio económico y la explotación de los recursos naturales, ha contribuido a esta crisis ambiental. Su lógica extractivista ha llevado a la sobreexplotación de los ecosistemas y a la destrucción de hábitats vitales para la vida en la Tierra.
Esta lógica extractivista y ecocida ha sido impulsada por la búsqueda del crecimiento económico y la acumulación de capital a expensas del medio ambiente y de las comunidades más vulnerables. La búsqueda constante de recursos naturales sin un enfoque sostenible ha llevado a la degradación de los ecosistemas y al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, acelerando el cambio climático.
No podemos hablar de resiliencia climática sin cuestionar seriamente este modelo.
La resiliencia implica un cambio profundo en nuestra forma de concebir el desarrollo y de interactuar con la naturaleza. Necesitamos replantearnos nuestro sistema económico y promover una transición hacia prácticas sostenibles que reconozcan la importancia de la conservación de los ecosistemas y del bienestar de las comunidades.
El modelo neoliberal ha generado desigualdades sociales y económicas, acentuando la vulnerabilidad de los más pobres frente a los impactos del cambio climático. La falta de acceso a recursos básicos como agua limpia y alimentos, sumado a la exposición a fenómenos climáticos extremos, deja a estas comunidades aún más expuestas a sus efectos.
La resiliencia climática debe ser inclusiva y equitativa, asegurando que nadie se quede atrás en la lucha por adaptarse a este nuevo escenario climático.
Es necesario promover una transformación profunda en nuestra sociedad, donde se priorice el bienestar de las personas y del planeta. La resiliencia climática depende de nuestra capacidad para romper con el paradigma extractivista y construir un nuevo modelo de desarrollo, basado en la sostenibilidad, la justicia social y la solidaridad.
Con todo, la resiliencia climática es un desafío impostergable para nuestra supervivencia en este nuevo contexto global. La necesidad de replantear nuestro modelo económico y de priorizar la preservación de los ecosistemas se vuelve cada vez más urgente. Es momento de reconocer la importancia de la resiliencia climática y de impulsar cambios profundos en nuestra sociedad. Solo así podremos asegurar la supervivencia de las futuras generaciones y la de los ecosistemas que nos sustentan.
Patricio Neira / Director Verdesporchile.cl