El cambio climático, la sobreexplotación de recursos naturales y la contaminación han impulsado a muchas empresas a aparentar un compromiso con el medio ambiente a través de estrategias de marketing que a simple vista parecen responsables, pero que en realidad son un mero maquillaje verde para ocultar sus prácticas destructivas. Esta práctica tan deshonesta, conocida como greenwashing, no se queda atrás en Chile.

El greenwashing en Chile está presente en diversas áreas, desde la industria alimentaria hasta la moda y la energía. Muchas empresas hacen alarde de ser «ecológicas» o «amigables con el medio ambiente», pero en realidad no hacen nada para reducir su impacto ambiental o incluso participan activamente en actividades nocivas.

En la industria alimentaria, por ejemplo, algunas empresas utilizan etiquetas con imágenes de campos verdes y paisajes naturales para hacer creer a los consumidores que sus productos son más saludables o que provienen de prácticas agrícolas sostenibles. Sin embargo, una investigación más profunda revela que estas empresas continúan utilizando pesticidas dañinos, deforestando áreas naturales y desechando cantidades masivas de envases plásticos no reciclables.

En el ámbito de la moda, muchas marcas intentan posicionarse como ecológicas promoviendo líneas de ropa hechas de materiales reciclados o utilizados en menor cantidad de agua. No obstante, la realidad es que estas mismas marcas continúan produciendo grandes cantidades de ropa de manera irresponsable, contribuyendo a la sobreexplotación de recursos naturales y generando toneladas de desechos textiles que terminan en vertederos.

En el sector energético, algunas compañías promocionan su producción de energía «limpia» sin mencionar que utilizan combustibles fósiles en su cadena de suministro o que continúan explotando fuentes no renovables de energía sin tomar medidas para diversificar su matriz energética.

Esta práctica de greenwashing no solo es engañosa, sino que además perjudica a los consumidores que, con buenas intenciones, buscan productos y servicios más sostenibles.

Al caer en estas estrategias de marketing falsas, los consumidores se sienten engañados y pierden la confianza en las empresas. Además, el greenwashing también afecta a las empresas responsables que realmente se esfuerzan por llevar a cabo prácticas sostenibles, pero que son opacadas por aquellas que pretenden lograr réditos económicos a costa del medio ambiente.

Para combatir el greenwashing en Chile, es necesario que las autoridades regulen y supervisen de manera más estricta las estrategias publicitarias de las empresas.

También se requiere una mayor educación y conciencia por parte de los consumidores para que puedan identificar y denunciar estas prácticas fraudulentas.

Asimismo, las organizaciones no gubernamentales y los grupos medioambientales tienen un papel crucial en denunciar y visibilizar el greenwashing para llamar la atención sobre las empresas que se aprovechan de esta táctica engañosa. La sociedad civil debe exigir transparencia y responsabilidad a las empresas, apoyando a aquellas que realmente trabajan por un futuro más sostenible y castigando a las que solo buscan beneficios económicos a costa del medio ambiente.

En resumen, el greenwashing «es una práctica deshonesta» que no solo engaña a los consumidores, sino que también afecta al medio ambiente y a las empresas responsables.

Por tanto, es responsabilidad de todos, tanto de las autoridades como de los consumidores, denunciar y rechazar este tipo de prácticas, promoviendo una verdadera sostenibilidad y cuidado del medio ambiente en nuestro país.

Patricio Neira Pezoa / Director

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