TC dio luz verde. No más clases de ética
Ahora, el Tribunal Constitucional, comunicará el fallo al Congreso, a la Contraloría General de la República y al Ejecutivo. Así, el proyecto podrá ser publicado como ley y entrará próximamente en vigencia.
En una sociedad que busca la justicia y equidad para todos sus ciudadanos, no podemos permitirnos seguir tolerando la impunidad que el poder económico ha otorgado a aquellos que se esconden detrás de un traje elegante y una corbata cara.
Es por ello que la nueva ley en Chile que castiga los delitos de cuello y corbata es un paso crucial hacia una sociedad más justa y equitativa.
Durante décadas, hemos sido testigos de cómo personas con altos cargos empresariales o políticos han eludido la justicia gracias a sus conexiones y su estatus económico privilegiado. Mientras el ciudadano común quedaba expuesto a un sistema penal implacable, aquellos con poder y dinero se aseguraban de evitar cualquier tipo de sanción, perpetuando así la desigualdad y la falta de confianza en nuestras instituciones.
La nueva legislación es un claro mensaje de que nadie está por encima de la ley, sin importar su posición social o económica.
Es hora de que aquellos que durante años han usado su influencia para evadir la justicia enfrenten las consecuencias de sus actos, sin importar el grosor de su billetera o el renombre de su empresa.
Es fundamental que existan mecanismos de control y transparencia en el proceso judicial para evitar cualquier tipo de arbitrariedad o influencia indebida. Para ello, se debe garantizar un sistema judicial robusto e independiente que aplique la ley con objetividad y justicia, sin dejarse llevar por presiones externas.
No se trata de un ataque a un sector específico de la sociedad, sino de un paso hacia la construcción de un Estado de derecho sólido y confiable.
En última instancia, la nueva ley que castiga los delitos de cuello y corbata refleja la voluntad de la sociedad chilena de erradicar la impunidad e igualar las oportunidades de justicia para todos sus ciudadanos.
No debemos retroceder frente a las críticas e intentos de desacreditarla, sino más bien asegurarnos de que se aplique de manera justa y transparente, garantizando así un futuro donde todos seamos responsables de nuestros actos, sin importar nuestra posición social o económica.
Patricio Neira Pezoa/ Director