Es difícil enfrentarse a una conmemoración tan oscura como los 50 años del golpe de estado en Chile, pero es necesario hablar de ello y confrontar la verdad.
Durante ese fatídico 11 de septiembre de 1973, una dictadura militar se apoderó del país a sangre y fuego, terminando de golpe con la democracia y dejando una estela de miles de muertes, violaciones a los derechos humanos, desapariciones, fusilamientos y miles de exiliados.

Resulta cruel e inhumano recordar y conmemorar aquellos actos de barbarie cometidos por la dictadura de Augusto Pinochet, pero es aun más cruel y deshumanizado negar la historia y no enfrentarla adecuadamente.
La violación de los derechos humanos ocurrida durante esos años no puede ser justificada bajo ninguna circunstancia.
Frente al dolor de las familias, es importante que como sociedad, mantengamos viva la memoria de lo sucedido para asegurarnos que estos terribles hechos no se repitan nunca más.
La conmemoración de los 50 años del golpe de estado en Chile es una oportunidad para reconocer el dolor y el sufrimiento de las víctimas y sus familias. Muchos todavía no han encontrado a sus seres queridos, siguen buscando verdad, justicia y reparación y merecen ser escuchados y apoyados en esta lucha.

A 50 años, seguimos evidenciando que las violaciones a los derechos humanos ocurridos durante la dictadura tuvieron un impacto profundo en la sociedad chilena, una herida que no ha logrado sanar ya que, durante décadas, muchas voces fueron silenciadas y reprimidas, creando un clima de miedo y desconfianza, que lamentablemente hasta estos días aun persiste.
Hoy, mientras intentamos conmemorar este oscuro aniversario, debemos lidiar con quienes insisten en justificar lo injustificable, y por tanto, no podemos hacer menos que rechazar y condenar rotundamente, cualquier intento de minimizar o negar estos crímenes de lesa humanidad.
El compromiso transveral de todo demócrata y tambien de quienes se hacen llamar patriotas, debiese ser recordar a las víctimas y sufrir con ellas, empatizando con su dolor y apoyándolos en su búsqueda de verdad, justicia y reparación.
Los Chilenos queremos y necesitamos mirar al futuro pero, para lograrlo será fundamental que como sociedad trabajemos en la reconciliación y en la construcción de una democracia sólida, donde los derechos humanos sean respetados y garantizados para todos los ciudadanos. La conmemoración de este aniversario debe ser un llamado a la reflexión y la acción, condenando y terminando de una vez, con el nefasto negacionismo que algunos profesan.
Han transcurrido 50 años y las huellas del miedo y la barbarie siguen presentes, en nuestro chile, mi pais, mi hermosa tierra, que dice a gritos, ¡Nunca más!.
Patricio Neira Pezoa Director